viernes, 28 de junio de 2013

Sucesos coloniales, Martabat.

Césare

He aquí, el primer capítulo.
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En las horas de la madrugada, el puerto solitario de Martabat recibe a un visitante desconocido. Se escucha cómo la canoa choca contra el pavimento y la madera y cómo su único tripulante sale de allí. Dentro de un callejón oscuro se encontraba un soldado que hacía turno de vigilancia; que al verle salió de su puesto de vigilia acercándose con lentitud hacia él, quién vestía de ropas mojadas y desteñidas.

-¡Usted, el desconocido, venga, debemos hablar. No puede entrar en esta ciudad, que aunque esté llena de borrachos y  vagabundos como su persona, aún sigue siendo hermosa y justa! Esto es Martabat. Identifíquese.

El hombre desconocido escucha los molestos gritos del soldado, y se dirige a él, sin ninguna alternativa.

-Yo soy Haid de Atróveran, una ciudad utópica sólo para ustedes, miserables generales y comandantes, allí reprimen a los nobles como esclavos ¡Y no es que yo sea uno! Ni esclavo, ni noble. Escapé de aquel infierno, pero veo que me he encontrado con otro. Diga su nombre.

sábado, 22 de junio de 2013

Gerard Knife: II

Capítulo Previo
Capitulo 1: Primera vez


Capitulo 2: "Trato Nefasto"

     El Avión ya se comenzaba a ver un poco vacío, aun faltaban 4 horas de vuelo mas para llegar a Puerto del Sur y mi compañera no quiera hablar más o más bien no se había despertado aun, lo que me aliviaba en parte, no quería que se siguiera burlando de mi.

     -Sigues pensando en lo que ocurrió en tus sueños?, pregunto una voz salida de la nada.
… voltee hacia todos lados para ver de dónde provenía la voz de la chica, pero no había nadie por allí que se estuviera dirigiendo a mí  -estoy asustado y ansioso, mi mente ha de estar jugándome una mala pasada- fue lo que pensé.

     -Es que acaso no piensas responderme?, que mal educado eres…
(Esta vez sí lo escuche con claridad o alguien me está hablando o me habré vuelto loco)
     -Quien me está hablando?

domingo, 16 de junio de 2013

El Detective Esteban y La Extraña Aparición En La Calle de Ernesto Guevara - Cap.1: "Piedra Dura"

Capítulo 1: "Piedra Dura"

-¡¡NO! ¡NO PUEDE SER!!- Uno de los científicos gritaba aterrorizado
-¡¡ESTO ES IMPOSIBLE!! ¡¡VAMOS A MORIR!!- Gritó otro, igual de exaltado

¿Pero qué pasaba?, algo terrible ocurría y lo sabía, yo estaba allí. Todo esto era una operación científica ante, nada más y nada menos, que UN METEORITO. Todos los presentes vimos lo ocurrido, lo presenciamos, lo vivimos, nos asustamos. Algunos estuvieron a punto de desmayarse, los astronautas mandaban misiles bomba para detener o romper aquella grande roca. Extrañamente un silencio terrorífico se produjo de inmediato. Parecía que nadie respiraba, un frío polar percibí. De pronto un estruendo. La piedra gigante desprendió de pronto una luz destellan-te. Esta comenzó a desprenderse poco a poco en la atmósfera, los pedazos del tamaño de una cuadra se desintegraron de una manera tan fulminante que comencé a sentir algarabía de la emoción. Todo era como un sueño, de un momento de casi morirme hasta llorar de la alegría.

sábado, 15 de junio de 2013

La Biblioteca de Orión: Anna Lee

Capítulos Previos:

La biblioteca de Orión, El inicio
Anna Lee y El relato de Arceus


-Ugh... ¿Es que estoy ya muerta?- dije mientras recobraba poco a poco el conocimiento y me sobaba los ojos
 -Meh... ¿Donde estoy?

Al decir esto un mar de baba me comienza a rodear el rostro  -Ewww, ¡que asco!-

Ni bien me quité toda la baba de la cara me dí cuenta de que el gran perro San Bernardo me había lamido la cara para despertarme. Me levanté y acaricié cariñosa-mente al can por haberme despertado. Estaba ahora en una  especie de cabaña, sobre una cama suave y pomposa. Me levanté y vi que, sentado en un diván estaba un personaje. Abrigándose y calentándose con el fuego de la chimenea. Tenía un aire... muy familiar, emanaba calidez... seguridad.

De pronto este personaje cogió un libro que tenia en la mesilla de centro que tenia a su costado. Se levantó y se dirigió a mi. Al instante lo reconocí: era Arceus.

viernes, 14 de junio de 2013

La Biblioteca de Orión: El encuentro entre Isis y Arlequín

Capitulos Previos

La biblioteca de Orión, El inicio
Biblioteca de Orión. Magnus

Isis

Luego de que Anna me dejara en el sendero, muchas preguntas venían a mi cabeza ¿Cómo supo el mentor que estaría en ese preciso momento en el bosque? ¿O como sabia que mi padre conocía tal lugar? Empecé a caminar por el sendero, era un sendero muy hermoso con muchos árboles a los lados del camino.


Sabía que no debía demorarme puesto que en muy poco iba a amanecer y debía llegar con el mentor antes de ello. Seguí caminando, el camino era largo, era algo empinado, por ratos me costaba subir, cada vez me sentía más y más agotada, hasta que de pronto observo al mismo cuervo que se me apareció en el bosque. Cargaba una botella de agua, me acerqué al pajarito y el cuervo dejo caer sobre mis manos dicha botella, que gran placer sentí al tomar algo de agua para poder continuar mi camino. Proseguí con mi camino y parecía que ya estaba en la cima de la colina, por lo que podía ver a mi lado derecho el mar y el sol a punto de salir.

domingo, 9 de junio de 2013

Gerard Knife: I




Capitulo 1: "Primera Vez"


El ruido de las personas llenaba el aire, habían maletas por todas partes y el olor de comida, perfumes y un montón de cosas hacían de este lugar, un sitio extraño para mi, un chico que acababa de cumplir sus 16 años y que por varias situaciones inesperadas de su vida ahora se hallaba en el aeropuerto internacional “San Lucas Waggner” con un billete de avión en su mano con destino a Puerto del Sur de Riverland, que además, no salía hasta dentro de media hora, no había remedio tenía que esperar… esperar… ansioso, nervioso. -Disculpe Joven, podría darme la hora? preguntó de manera amable una chica que estaba sentada a mi lado y que no había observado hasta entonces, tenía una mirada amable y ropa de moda… Se encuentra bien?, pregunto al ver que me había sobresaltado y paralizado, como pude me tranquilice a mí mismo, no era a ella a quien tenía que temer. -Sí, estoy bien, gracias, no… tengo celular o reloj así que disculpa. Respondí tratando de verme sereno y calmado lo que sé que no funciono porque su mirada aun se veía preocupada y curiosa. -Oh! Gracias y discúlpeme, entonces con una sonrisa perdió su mirada en el televisor que había en la sala y mientras tanto yo seguía vigilando, para ver si encontraba alguna señal de él, pero no parecía estar en el lugar.

…pasajeros con destino a Port South Riverland favor abordar el vuelo por las salidas dos y tres…

lunes, 3 de junio de 2013

Biblioteca de Orión. Magnus

Capítulos previos

La biblioteca de Orión, El inicio
La biblioteca de Orión: Segunda visita
La biblioteca de Orion, Una extraña aparición



Césare

Nunca había despertado en una biblioteca tan peculiar, o tan solitaria, pareciese que sólo las chicas de ayer venían a este lugar olvidado por la humanidad. Al despertar y levantarme, caminé por el gran salón de recepción, pero no estaba nadie, ni la señora Gala; podía tomar lo que quisiera.

Encontré un libro muy antiguo tirado en el suelo sucio del establecimiento, no le di importancia y seguí caminando observando la arquitectura y la forma de los pasillos, las paredes parecían barrocas, adornadas de infinidades de detalles innecesarios, no me gustaba mucho. En uno de los estantes de la biblioteca, encontré un libro escrito por un tal “Magnus”, sólo el nombre, sin apellidos, despertó mi curiosidad y lo abrí, pero tal artilugio estaba tan viejo, que varias hojas se desprendieron de su lomo; revisé la portada del libro, decía en letras grandes “MARTABAT – MAGNUS”, desconocía ambos nombres, debió de ser censurada en tiempos pasados, seguramente.

Volteé y vi a aquel libro viejo en el suelo, mi curiosidad despertó y lo levanté, lo abrí y revisé su primera página.

En ese mismo instante (pensando que leía) entré en un estado de inconsciencia, sentí que estaba en un desierto, con tormentas de arena que golpeaban mi cuerpo y hacían que se balanceara, no se veía nada más que a un caminante y su sombra a pocos metros de mí, el caminaba sin mirar atrás y sin prestar atención a mis llamados, levantaba sus piernas lo más alto para evitar la caída en la inestable base arenosa, intenté correr pero el acto fue fallido, la fuerza de la tormenta me tumbaba y el caminante simplemente, se alejaba de mí.