sábado, 22 de junio de 2013

Gerard Knife: II

Capítulo Previo
Capitulo 1: Primera vez


Capitulo 2: "Trato Nefasto"

     El Avión ya se comenzaba a ver un poco vacío, aun faltaban 4 horas de vuelo mas para llegar a Puerto del Sur y mi compañera no quiera hablar más o más bien no se había despertado aun, lo que me aliviaba en parte, no quería que se siguiera burlando de mi.

     -Sigues pensando en lo que ocurrió en tus sueños?, pregunto una voz salida de la nada.
… voltee hacia todos lados para ver de dónde provenía la voz de la chica, pero no había nadie por allí que se estuviera dirigiendo a mí  -estoy asustado y ansioso, mi mente ha de estar jugándome una mala pasada- fue lo que pensé.

     -Es que acaso no piensas responderme?, que mal educado eres…
(Esta vez sí lo escuche con claridad o alguien me está hablando o me habré vuelto loco)
     -Quien me está hablando?


     -Así cualquiera diría que estás loco -dijo entre risitas ahogadas- es que acaso no me vez o estas ciego?, estoy aquí al lado tuyo.
     -Ah! Eras tú, ya me empezaba a preocupar. Como querías que te viera si aun estas acurrucada con los ojos cerrados.
     -Eres oficialmente el compañero de vuelo más quisquilloso y extraño que he tenido.
     -Bueno la próxima vez, asegúrate que te cambien de asiento o pide cambiar de vuelo.
     -Contigo no se puede bromear, verdad?
     -Supongo que no
     -Por cierto-hizo una pausa- ya que estamos “hablando” (hizo con sus dedos la figura de comillas en la palabra) deberíamos presentarnos, mucho gusto!, mi nombre es Mariangel Wings  y el tuyo es?
     -Supongo que no tengo alternativa, mi nombre es Gabriel Knife, encantado.
     -Bueno que me hayas dicho tu nombre ya es un avance.
     -¿Cuántas horas faltan para llegar a puerto sur? Le pregunte mientras me llevaba una mano a la sien derecha y la miraba de frente.
     -Supongo que no tardamos en llegar, como 1 hora a lo sumo, ¿por qué? ¿Quieres llegar rápido para no tener que lidiar conmigo?
     -¿Tú no puedes aguantar las ganas de atacarme verdad?
     -Es cierto no puedo. Ja,ja,ja -rio-
     -Que harás al llegar, me preguntó Mariangel mostrando seriedad repentina.
     -Aun no estoy seguro, primero iré a visitar a mis Tíos, pero después de eso, no tengo idea. Respondí con franqueza.
     -Hm, interesante, yo también me dirijo a casa de mis tíos, que por cierto queda al lado de la de los tuyos…
     -Espera un momento… (Y entonces los recuerdos de una pequeña y hermosa niña que solía jugar conmigo en vacaciones me golpearon en la cara) tu eres Mary?...
     -La misma, solo que ya no soy tan niña como cuando nos conocimos, por lo demás no he cambiado tanto.
     -No puedo creerlo (de verdad no lo podía creer)…
     -Créelo, por cierto Knife, no le diré a nadie tu primer nombre, debes tener algún motivo para no querer decirlo. Dijo mientras me guiñaba un ojo.
     -Gracias… por cierto, ¿ya me habías reconocido antes cuando me pediste la hora en el aeropuerto?.
     -¡Si! Y tenía la esperanza de que me reconocieras, pero ya que ambos hemos crecido tanto supongo que es normal.
     -Sigo sin poder creérmelo, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos, éramos tan solo unos niños, teníamos ¿que? Unos siete, ¿ocho años?
    -Yo tenía siete y tu tenias ocho, y tú -acentuó- te fuiste el día que yo cumplía los ocho
    -Sí, lo siento, es que mis padres me vinieron a buscar y no tenía alternativa.
     -¡Ah! Ahora que recuerdo, ¿que tal tus padres? ¿Como están ellos?
     -E… Ellos están bien.

-5 minutos para arribar en el Aeropuerto Riverland Sur, Favor de mantenerse en sus asientos mientras se realiza el aterrizaje-
(Five minutes until the flight arrives in South Riverland Airport, please hold on in your seat’s…)
     -¡Ya quiero llegar! Dijo ella con entusiasmo contagioso.

     Y entonces se hizo el silencio entre mi recién encontrada amiga de la infancia y yo, para ser sincero no fue hasta que empezamos a movernos por el aeropuerto que pensé en ello. El silencio se prolongo y aunque compartíamos el transporte ella no hizo siquiera el ademán de querer hablar, supongo que ella estaba tan pensativa como yo. Ayude a Mary a bajar su equipaje y la lleve hasta la puerta de la casa de sus tíos, que como todas las demás casas de este lugar, era exactamente igual a la de al lado y a la de al lado, si no fuera porque llevábamos años viniendo no supiéramos cual casa era la correcta, me recibieron cordialmente también sorprendidos por el encuentro de su sobrina conmigo, me despedí y luego por fin habría de llegar a la casa de mis tíos... por fin estaba aquí, la casa seguía igual como todo lo demás, la cerca de madera y el jardín con margaritas y algunos girasoles, el camino de piedra donde las hormigas no podían extender su reino, la puerta de madera blanca y el tejado verde oscuro que antaño tenía un color menos lúgubre, aun así este lugar era un refugio para mí.

     La casa era pequeña pero cálida, tenía un largo pasillo que daba con todo, sala, comedor, habitaciones y solo tenían dos baños, las paredes doradas con puertas de madera oscura, hacían de este lugar, un sitio agradable, hasta candelabros negros guindaban del techo. Mis Tíos, me recibieron con mucho cariño como siempre pero con pesadumbre por el motivo con el que los visitaba, me abrazaron y me acogieron como a su propio hijo. Luego de cenar me mostraron mi habitación que estaba poco equipada por mi llegada inesperada y tenía que hacer lo que pudiera con el espacio en el closet que aun estaba disponible y la vieja cama con sabanas nuevas, las paredes blancas no habían perdido su color y solo había una ventana, empecé a desempacar en cuanto me senté en la cama y no había terminado aún cuando caí dormido.

*toc-toc*
     -Pase, murmure  adormilado.
     -Bonita habitación Knife… susurro una horripilante y asquerosa voz
     Abrí mis ojos preso del pánico, no había forma de que él estuviera allí… -me convencía a mi mismo- Recorrí con mis ojos toda la habitación y sin embargo allí no había nadie más que yo, pero la puerta estaba abierta.
     -¿Quién está allí?, pregunte con voz temblorosa pero nadie contestó, entonces sudoroso y con los latidos de mi corazón cada vez más fuertes en mis oídos revise el armario, debajo de la cama y no había nadie, así que decidí cerrar la puerta.
     -Así que aquí es donde vives ahora?, es una bonita casa, se me ocurren varias formas de hacerla desaparecer, susurro el hombre escondido detrás de la puerta.
     -Vete! Grite al caer de espaldas
     -No puedo Knife, tengo un asunto pendiente que resolver... tengo que matarte… no puedo perder el viaje que hice por ti.
     En ese momento se abalanzo sobre mi y en fracciones de segundos vi como sacaba su cuchillo y se disponía a apuñalarme directo al corazón, mi tío que de seguro había escuchado el grito que había proferido antes acudió corriendo a la escena y de manera repentina tan pronto como abrió la puerta, aquel que tenía por misión matarme desapareció de la vista. La cara de horror de mi tío se debía probablemente a que yo estaba tumbado en el piso con las manos extendidas como una medida de defensa contra mi atacante que… ya no estaba…
    -¿Te encuentras bien Gabriel? Pregunto mientras me tendía la mano para ayudarme a levantar
    -Sí... sí, estoy bien, es solo que me maree y tropecé. Conteste
    -Gabriel... sabes que puedes contar con nosotros para cualquier cosa, solo llama si hace falta ¿Vale?
     -Gracias tío Javier, gracias por todo, yo, supongo que me hace falta descansar eso es todo.
     -Entonces descansa hijo,  mas tarde iremos de compras y queremos que nos acompañes para comprarte ropa y alguna que otra cosa para la escuela.
     -Está bien, estaré con ustedes en una hora.
     Mi tío era un hombre corpulento y bastante fornido, producto de su trabajo tenía la costumbre de esconder los retratos artísticos que se había hecho en su piel en sus años de juventud y que un Abogado no podía ir por ahí mostrando.

     En el momento en el que mi tío cerró la puerta tenía miedo, en cualquier momento aparecería, esto ya se había convertido en algo mas, como era posible que estando frente a mí, hubiese desaparecido así?, entonces me di cuenta que la teoría de que estaba traumatizado por la muerte de mis padres no debía ser descartada, tal vez terminaría volviéndome loco pero algo si era seguro, esa no sería la última vez que lo vería.


     Transcurrieron dos semanas desde aquel incidente y al menos hasta ahora todo se veía normal, la mayoría de las personas que había conocido de pequeño aun vivían allí y algunos me fueron a visitar, otros en cambio al parecer estaban muy ocupados, por otro lado mis tíos me habían comprado todo lo que hacía falta para la escuela y solo faltaba una semana para empezarla aunque quisiera estar solo no podría pero no había remedio, era inevitable. y ahora me hallaba en un pequeño parque, pensativo, mientras observaba el solitario estanque una joven se le acerco...

     -A ti sí que te gusta pensar ¿no?, chillo una voz conocida
     -Hola Mary, tiempo sin verte, conteste
     -por supuesto Gabriel, estuve ocupada con las cosas de la escuela.
     -Tú también iras al Instituto?
     -¿Creías que te ibas a librar de mi tan fácil? Pues no, ahora me veras todos los días, dijo con entusiasmo (perfecto, ¿Algo más? Pensé) es bueno verte aquí, recuerdas cuando solíamos jugar en este parque? agregó
      -Sí, esos eran buenos días. Dije con aire solemne
      -¿Ya nada es tan simple como antes verdad? murmuro con una voz que dejaba entrever la nostalgia y la melancolía de los recuerdos.
     -Supongo que eso significa crecer.

     En este parque solíamos jugar todos los niños de este lugar, era un sitio muy agradable donde venían ancianos a descansar y adultos a hacer ejercicio, era el típico parque en medio del pueblo, pero había que reconocer que tiene su encanto, tiene una laguna en el medio donde los enamorados a menudo van de noche para ver las estrellas, en donde nos encontrábamos Mary y yo exactamente era nuestro lugar favorito, habían muchos árboles frutales y uno que otro abedul por lo que era genial sentarse aquí un día soleado como hoy.

     -Hola chicos, como están?, saludo un joven de pelo castaño y lentes oscuros
     -Hola Fer, contesto Mary haciéndole un gesto con la mano
     -… Hola… le respondí al extraño
     -Ah! Es cierto, ustedes dos no se conocen, dijo Mary llevándose una mano a la frente como quien olvida algo.
     -Mucho gusto, tú debes ser Gabriel ¿no?, yo me llamo Fernando, es un placer conocer al famoso sobrino de los Mosley.
     -Así que soy famoso? (genial, esto mejora cada vez mas) Ja,Ja, bueno es un placer también para mi Fernando, conteste
     -Puedes decirme Fer como todos los demás.
     -Vale Fer!.
     -Bueno veo que ya se llevan bien, dijo Mary… Les parece si damos una vuelta por el parque?, continuo
     -de acuerdo!, dije.

     Mary iba todo el camino recordando cuando jugábamos y luego Fer contaba cómo se sentía cuando llego por primera vez a este pueblo, luego me preguntaban cómo era vivir en San Lucas y yo iba relatando todo como lo recordaba, luego se hizo de noche, nos despedimos, Fer se fue a su casa y Mary y yo caminamos hasta la nuestras, deje a Mary en el umbral con un abrazo y me fui a la casa de mis tíos -tenia tanto sin sonreír así-
     -… Qué bueno que te encuentro, susurro él tras de mi
     -Déjame en paz por favor, dije con voz temblorosa
     -Eso quieres? Que no te mate? Eso te haría feliz?, susurro con excitación cada vez más cerca.
     Escuche que sacaba algo de su abrigo y el frío del metal contra mi garganta dio por cierto lo que pensaba…
     -Haz Algo por mi y te dejare en paz… primero, dime, harás eso por mí a cambio de tu vida?

     Mi Vida se aceleraba y ralentizaba en mis ojos, no fueron ni siquiera segundos y vi casi 16 años pasar frente a mí, en momentos de alegría y nostalgia, la cara fría y horrorizada de mi madre muerta, nada podía comparársele a aquella sensación, no podía describirla, solo podía saborearla, y oler el azufre que emanaba de aquel ser que se disponía a entregarme a los brazos de la muerte, oscura y desinhibida, sin miedo a mostrar su terrible y desgarrador rostro a cualquier ser humano, entonces mi boca se movió sin saber qué consecuencias tendrían esas inocentes y estúpidas palabras, que podrían condenar a cualquier ser humano y que yo mismo no sabía hasta que punto me haría esclavo de ellas…

     -Lo haré, conteste sin vacilar
     -Muy bien!... –ensancho su asquerosa sonrisa- quiero que mates a Fernando y a Mariangel, entonces serás libre y vivirás.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario