Me
levanté de la cama. Eran las 4:59 de la madrugada y tenía que irme ya al
trabajo. Como de costumbre siempre me levanto 1 minuto antes que el
despertador. Aquella noche era nuestro 7°mo aniversario, y luego de hacerle el
amor a mi esposa la miré y le
dí un beso en la frente y puse mi mano en su desnudo pecho. Maribel abrió sus
ojos, y aunque todavía cansada por la larga y movida noche asintió su cabeza
como que diciendo me: "vete ya. Es hora de patear traseros". La besé
y finalmente pude vestirme.
6:00
AM. Primero llegué al edificio del servicio de inteligencia, y como siempre, me
dirigí a ver al jefe para que me diera mi misión diaria. Su nombre es Ramiro
Cárton, alias "Roco". Ese es su nombre clave puesto que obviamente,
todo lo que tenga que ver con el servicio de inteligencia es secreto.
-Jefe,
aquí me reporto- dije cuando llegué a la sala de mando.
Me
acordé de una de esas pelis de acción que tanto me gustan, porque él estaba
sentado mirando a los monitores traseros que había en la sala. Volteó su
asiento a mirarme y me dijo preocupado:
-Esteban.
¿Ya sabes de los
extraños crímenes que están sucediendo últimamente, no?-
-por supuesto- le dije - Me estuve encargando de algunos en Playa
Plástica-
-Sí,
lo sé. ¿y que coincidencia, no?, todos fueron en la calle principal, en la
calle de Ernesto Guevara- me respondió roco.
Bueno, supongo que ya sabrán quien fue Ernesto "El Ché" Guevara, solo que al fondo de esa calle de 15 cuadras hay un monumento en honor a este personaje, mandado a construir por un misterioso arquitecto. Esta calle esta llena de casas y edificios de vivienda. Y unas cuantas tiendas.
-Hubieron
7 asesinatos hasta la fecha. Y otra vez, ¿que coincidencia, no?, cada uno en
una cuadra distinta y consecutiva. Y lo peor de todo: la mayoría son
empresarios vinculados a una secta misteriosa relacionada a lo para normal-
se
levantó de su asiento de repente y se acercó a mí diciéndome:
-Todos
dejaban una nota como esta- me dio un pedazo de papel, con un poco de sangre
pero legible. me dispuse a leerlo en voz alta:
-LLEGAREMOS
PRONTO AL 15 - leí aterrorizado, con una mirada sombría. Mis manos de
miedo temblaban. En eso dijo Roco:
-Tu
misión hasta nuevo aviso creo que ya la sabes. Investiga lo que pasa, Esteban.-
dicho esto me dio un expediente retirándose - Tu puedes tigre. Eres
el mejor detective que tengo, no me decepciones.-
Y
Salió. Me quedé en la misma posición en la que me dio el papel. Vi el
expediente. Era un poco grueso. Había una autorización y un permiso de armas.
Por fin podía usarlas, para eso era mi entrenamiento.
Saqué
mi auto y lo estacioné en un garaje especial para poder recibir las armas. Mi
auto era un Camaro, aunque con agujeros de balas producto de mis tiempos de
cazarrecompenzas para el gobierno. Es azul con blanco, pero un azul un tanto
oscuro. tiene una estrella en cada puerta y un extractor en el capó. Es de dos puertas
con 4 asientos y una función de nitro. Hablando así de mi auto pensaría usted
que me creo la gran cosa. No. Solo describo lo perfecto que es mi auto. Me encanta.
Ahora no se si llevar a mis futuros hijos en este auto a la escuela... o no. Lo
tendré que ver después.
Un
agente me esperaba en la puerta de la armería. Había cantidad de armas por
doquier. Fácil y uno haría una tercera guerra mundial con esto. Con ironía cogí
pistolas, rifles, carabinas y metralletas. Una bazuca por si acaso.
Municiones, hartas municiones. Luego vendría por más. Las puse en
mi maletero y bajo los asientos, en compartimientos listos para
ellos.
Hecho
esto, me dirigí al centro, al monumento a guevara. Al costado había un bar. Era
el más famoso de la ciudad. Para entonces me vestí de civil. Salí y por si
acaso puse un fusil... en la entrepierna. Felizmente no estaba cargada, sino
tendría problemas... Juan, el cantinero y dueño del bar me recibió alegre.
-¡Gonzalo!,
tengo tu capuchino y tus huevos revueltos- Me dijo mostrándome el alimento en
la barra.
Acepté
gustoso. Juan es un inmigrante africano, ya adaptado a la
vida cotidiana americana. Compartí-amos gustos, como las
películas y las armas pesadas. Comí. Cuando terminé ya eran las 11 AM. Él sabía
mi secreto muy bien, así que le conté lo que tenía que hacer.
-¿Sabes?,
estando aquí en medio de la calle puedo ver muchas cosas. Como por ejemplo: aquel
hombre que está allá, el que está en la otra acera de óvalo-
Dicho
esto me señaló con la mirada a un hombre con cabellos rojos, alto, de como unos
casi 1,90. Piel Blanca, se notaba que era extranjero . Estaba como que
vigilante y atento a algo.
-Él,
todos los días, estuvo observando a la gente pasar, luego se
iba. Coincidente-mente desde que aquella piedra de Playa Plástica se
partió por la mitad-
Pues
es más que obvio repetirlo. Hace 1 mes aquella piedra apareció partida por la
mitad en Playa Plástica. Resultó que era hueco por su centro. Con
más inscripciones raras en su interior.
En
fin. Cuando terminé mi comida le pagué, y justo cuando quería salir, el hombre
misterioso entró en su vehículo y emprendió marcha calle abajo. Rápidamente
subí al Camaro, le dí caza silenciosamente, comencé a seguirlo.
Paró
en la 8 de Ernesto Guevara y estacionó en el costado de la casa contigua. Era
de color gris con verde. Estaba casi en la esquina de las cuadras 8 y 9. Me
estacioné en la otra calle con vista a la casa. Permanecí allí horas. Llamé a
mi esposa para hacerle saber que llegaría tarde, o espero que no. A las 6:00 PM
finalmente actuó aquel hombre. Salió del auto y se dirigió aparentemente a la
casa. Cogí el fusil que tenía en la guantera y lo puse en mi porta armas.
Caminé agachado hacia su vehículo, pinché sus llantas para que no pueda
escapar. Me sorprendí de lo que vi: eran las mismas carcas que estaban en la
piedra lo que estaba escrito en las puertas del vehículo. Levanté la cabeza, el
hombre irrumpió en la casa. Rápidamente corrí hacia la puerta y la rompí de una
patada.
-¡QUIETOS
TODOS!¡POLICÍA!- Dicho esto, apunté hacia el hombre, que tenia de rehén a
un hombre en la sala. Estaba cubierto por una bolsa negra con un hueco en la
parte de la boca. Tonto, pero cierto. El hombre tenía un sable en su mano
izquierda, supuse que era zurdo. En esto el misterioso hombre dijo:
-
¡Es inútil!¡mataré al traidor!, ya tengo el octavo pedazo de la llave. ¡NO
HAY MÁS ESCAPATORIA!- dicho esto levantó su mano con el sable y lo clavó en el
cuello del rehén.
Actué
de inmediato e hice un puntapié en su rodilla derecha, pensando que era zurdo.
Efectivamente, cayó. El rehén había muerto. El charco de sangre avanzaba a gran
velocidad mientras nosotros lanzábamos golpes al otro. Sabía pelear
muy bien. En eso, el hombre hizo un golpe alto a mi cabeza, caí adolorido. De
repente, salió por la ventana, rompiéndola. Me levanté y salí corriendo
por la puerta a perseguir al personaje. Llegamos casi a la esquina cuando me
abalancé a él para detenerlo.
-¡¡ALTO!!-
Grité durante el acto, cuando misteriosamente me traspasó. Parecía invisible y
traspasó mi cuerpo.
Escapó.
Como si supiese lo que hice con su auto. De repente, cuando lo vi
llegar a la otra cuadra es recogido por otro auto parecido.
Emprenden
la fuga. Habían asesinado una persona más.
-Arceus
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