jueves, 4 de julio de 2013

El Detective Esteban y la Extraña Aparición en la Calle de Ernesto Guevara Cap.2 - "Llegaremos a los 15"

Capítulo Previo:
Capñitulo 1: Piedra Dura

Capítulo 2: "Llegaremos a los 15"

Me levanté de la cama. Eran las 4:59 de la madrugada y tenía que irme ya al trabajo. Como de costumbre siempre me levanto 1 minuto antes que el despertador. Aquella noche era nuestro 7°mo aniversario, y luego de hacerle el amor a mi esposa la miré y le dí un beso en la frente y puse mi mano en su desnudo pecho. Maribel abrió sus ojos, y aunque todavía cansada por la larga y movida noche asintió su cabeza como que diciendo me: "vete ya. Es hora de patear traseros". La besé y finalmente pude vestirme.

6:00 AM. Primero llegué al edificio del servicio de inteligencia, y como siempre, me dirigí a ver al jefe para que me diera mi misión diaria. Su nombre es Ramiro Cárton, alias "Roco". Ese es su nombre clave puesto que obviamente, todo lo que tenga que ver con el servicio de inteligencia es secreto.

-Jefe, aquí me reporto- dije cuando llegué a la sala de mando.

Me acordé de una de esas pelis de acción que tanto me gustan, porque él estaba sentado mirando a los monitores traseros que había en la sala. Volteó su asiento a mirarme y me dijo preocupado:


-Esteban. ¿Ya sabes de los extraños crímenes que están sucediendo últimamente, no?- -por supuesto- le dije - Me estuve encargando de algunos en Playa Plástica-

-Sí, lo sé. ¿y que coincidencia, no?, todos fueron en la calle principal, en la calle de Ernesto Guevara- me respondió roco.


Bueno, supongo que ya sabrán quien fue Ernesto "El Ché" Guevara, solo que al fondo de esa calle de 15 cuadras hay un monumento en honor a este personaje, mandado a construir por un misterioso arquitecto. Esta calle esta llena de casas y edificios de vivienda. Y unas cuantas tiendas.

-Hubieron 7 asesinatos hasta la fecha. Y otra vez, ¿que coincidencia, no?, cada uno en una cuadra distinta y consecutiva. Y lo peor de todo: la mayoría son empresarios vinculados a una secta misteriosa relacionada a lo para normal-

se levantó de su asiento de repente y se acercó a mí diciéndome:
-Todos dejaban una nota como esta- me dio un pedazo de papel, con un poco de sangre pero legible. me dispuse a leerlo en voz alta:

-LLEGAREMOS PRONTO AL 15 - leí aterrorizado, con una mirada sombría. Mis manos de miedo temblaban. En eso dijo Roco:

-Tu misión hasta nuevo aviso creo que ya la sabes. Investiga lo que pasa, Esteban.- dicho esto me dio un expediente retirándose - Tu puedes tigre. Eres el mejor detective que tengo, no me decepciones.-

Y Salió. Me quedé en la misma posición en la que me dio el papel. Vi el expediente. Era un poco grueso. Había una autorización y un permiso de armas. Por fin podía  usarlas, para eso era mi entrenamiento.

Saqué mi auto y lo estacioné en un garaje especial para poder recibir las armas. Mi auto era un Camaro, aunque con agujeros de balas producto de mis tiempos de cazarrecompenzas para el gobierno. Es azul con blanco, pero un azul un tanto oscuro. tiene una estrella en cada puerta y un extractor en el capó. Es de dos puertas con 4 asientos y una función de nitro. Hablando así de mi auto pensaría usted que me creo la gran cosa. No. Solo describo lo perfecto que es mi auto. Me encanta. Ahora no se si llevar a mis futuros hijos en este auto a la escuela... o no. Lo tendré que ver después.

Un agente me esperaba en la puerta de la armería. Había cantidad de armas por doquier. Fácil y uno haría una tercera guerra mundial con esto. Con ironía cogí pistolas, rifles, carabinas y metralletas. Una bazuca por si acaso. Municiones, hartas municiones. Luego vendría por más. Las puse en mi maletero y bajo los asientos, en compartimientos listos para ellos.

Hecho esto, me dirigí al centro, al monumento a guevara. Al costado había un bar. Era el más famoso de la ciudad. Para entonces me vestí de civil. Salí y por si acaso puse un fusil... en la entrepierna. Felizmente no estaba cargada, sino tendría problemas... Juan, el cantinero y dueño del bar me recibió alegre.

-¡Gonzalo!, tengo tu capuchino y tus huevos revueltos- Me dijo mostrándome el alimento en la barra.

Acepté gustoso. Juan es un inmigrante africano, ya adaptado a la vida cotidiana americana. Compartí-amos gustos, como las películas y las armas pesadas. Comí. Cuando terminé ya eran las 11 AM. Él sabía mi secreto muy bien, así que le conté lo que tenía que hacer.

-¿Sabes?, estando aquí en medio de la calle puedo ver muchas cosas. Como por ejemplo: aquel hombre que está allá, el que está en la otra acera de óvalo-

Dicho esto me señaló con la mirada a un hombre con cabellos rojos, alto, de como unos casi 1,90. Piel Blanca, se notaba que era extranjero . Estaba como que vigilante y atento a algo.

-Él, todos los días, estuvo observando a la gente pasar, luego se iba. Coincidente-mente desde que aquella piedra de Playa Plástica se partió por la mitad-

Pues es más que obvio repetirlo. Hace 1 mes aquella piedra apareció partida por la mitad en Playa Plástica. Resultó que era hueco por su centro. Con más inscripciones raras en su interior.

En fin. Cuando terminé mi comida le pagué, y justo cuando quería salir, el hombre misterioso entró en su vehículo y emprendió marcha calle abajo. Rápidamente subí al Camaro, le dí caza silenciosamente, comencé a seguirlo.

Paró en la 8 de Ernesto Guevara y estacionó en el costado de la casa contigua. Era de color gris con verde. Estaba casi en la esquina de las cuadras 8 y 9. Me estacioné en la otra calle con vista a la casa. Permanecí allí horas. Llamé a mi esposa para hacerle saber que llegaría tarde, o espero que no. A las 6:00 PM finalmente actuó aquel hombre. Salió del auto y se dirigió aparentemente a la casa. Cogí el fusil que tenía en la guantera y lo puse en mi porta armas. Caminé agachado hacia su vehículo, pinché sus llantas para que no pueda escapar. Me sorprendí de lo que vi: eran las mismas carcas que estaban en la piedra lo que estaba escrito en las puertas del vehículo. Levanté la cabeza, el hombre irrumpió en la casa. Rápidamente corrí hacia la puerta y la rompí de una patada.

-¡QUIETOS TODOS!¡POLICÍA!- Dicho esto, apunté hacia el hombre, que tenia de rehén  a un hombre en la sala. Estaba cubierto por una bolsa negra con un hueco en la parte de la boca. Tonto, pero cierto. El hombre tenía un sable en su mano izquierda, supuse que era zurdo. En esto el misterioso hombre dijo:

- ¡Es inútil!¡mataré al traidor!, ya tengo el octavo pedazo de la llave. ¡NO HAY MÁS ESCAPATORIA!- dicho esto levantó su mano con el sable y lo clavó en el cuello del rehén.

Actué de inmediato e hice un puntapié en su rodilla derecha, pensando que era zurdo. Efectivamente, cayó. El rehén había muerto. El charco de sangre avanzaba a gran velocidad mientras nosotros lanzábamos golpes al otro. Sabía pelear muy bien. En eso, el hombre hizo un golpe alto a mi cabeza, caí adolorido. De repente, salió por la ventana, rompiéndola. Me levanté y salí corriendo por la puerta a perseguir al personaje. Llegamos casi a la esquina cuando me abalancé a él para detenerlo.

-¡¡ALTO!!- Grité durante el acto, cuando misteriosamente me traspasó. Parecía invisible y traspasó mi cuerpo.

Escapó. Como si supiese lo que hice con su auto. De repente, cuando lo vi llegar a la otra cuadra es recogido por otro auto parecido.

Emprenden la fuga. Habían asesinado una persona más.

-Arceus

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