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La Biblioteca de Orión: Anna Lee
La Biblioteca de Orión: Anna Lee, Pt. 2 - El Milagro y el Durmiente
La Biblioteca de Orión: ¿El retorno del anfiteatro?
La Biblioteca de Orión: Poesía de un Arlequín
Arlequín
Era una noche de luna llena, me encontraba preparando mi segunda parte de mi discurso sobre Perú, pero decidí descansar un rato y salir a la ventana de mi anfiteatro y observar el paisaje que de allí se ve, me causó una gran inspiración para poder escribir otro poema. Saqué mi cuaderno azul donde escribo todas mis poesías y me puse a escribir lo que dictaba mi corazón.
Ni el fuego intenso y eterno del infierno
Se compara a este dolor
Ni la muerte me arrancaría este sufrimiento
Ni el mismo holocausto terminaría mi calvario
De siempre haberte amado
Tenerte junto a mí
Poder abrazarte y besarte
Poder oír tu risa
Y apreciar tu bella sonrisa
Desde que me dejaste
Nada en mi vida fue igual
Todo se puso oscuro
La tristeza y la soledad me invadieron
Ahora que ya no estas junto a mí
Vago solitario por las calles
Sin un rumbo
Porque la luz y mi brújula
Que fuiste tú
Te marchaste sin aviso alguno
Me sentí conforme con mi poema, guardé mi pequeño cuaderno azul de poesía y decidí descansar un poco.
Arlequín
Era una noche de luna llena, me encontraba preparando mi segunda parte de mi discurso sobre Perú, pero decidí descansar un rato y salir a la ventana de mi anfiteatro y observar el paisaje que de allí se ve, me causó una gran inspiración para poder escribir otro poema. Saqué mi cuaderno azul donde escribo todas mis poesías y me puse a escribir lo que dictaba mi corazón.
Ni el fuego intenso y eterno del infierno
Se compara a este dolor
Ni la muerte me arrancaría este sufrimiento
Ni el mismo holocausto terminaría mi calvario
De siempre haberte amado
Tenerte junto a mí
Poder abrazarte y besarte
Poder oír tu risa
Y apreciar tu bella sonrisa
Desde que me dejaste
Nada en mi vida fue igual
Todo se puso oscuro
La tristeza y la soledad me invadieron
Ahora que ya no estas junto a mí
Vago solitario por las calles
Sin un rumbo
Porque la luz y mi brújula
Que fuiste tú
Te marchaste sin aviso alguno
Me sentí conforme con mi poema, guardé mi pequeño cuaderno azul de poesía y decidí descansar un poco.
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